¿Qué es la energía solar fotovoltaica?
La energía solar fotovoltaica es una fuente de energía renovable y limpia, que no emite ningún tipo de polución durante su funcionamiento, contribuyendo a evitar la emisión de gases de efecto invernadero y reduciendo en gran medida la contaminación ambiental mediante su utilización.
Ésta energía produce electricidad a partir de la radiación solar mediante un dispositivo semi conductor denominado célula fotovoltaica o una deposición de mentales sobre un sustrato denominado célula solar de película fina.
Las células fotovoltaicas pueden ser de silicio monocristalino, que se forman a partir de un único cristal de silicio puro y alcanzan la máxima eficiencia, entre un 18% y un 23% de medio; de silicio policristalino, que están compuestas por varias capas de cristales, por lo que resultan más baratas y poseen una eficiencia media de entre el 16% y el 17,5%; y de silicio amorfo, donde el silicio conforma una red cristalina desordenada lo que conlleva peores prestaciones (eficiencia media de entre un 8% y un 9%) pero también un precio menor.
Las instalaciones fotovoltaicas pueden ser de dos tipos:
1. Aisladas: Dirigidas principalmente a prácticas de bombeo, señalización, comunicaciones y electrificación rural.
Éste tipo de instalación requiere de dos elementos fundamentales para poder funcionar:
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Baterías: encargadas de almacenar la energía solar producida por los paneles y no demandada en ese instante para cuando sea necesario.
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Inversores: convierten la corriente eléctrica continua que producen los paneles y se almacena en la batería en corriente alterna, apta para el consumo.
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Reguladores: protegen la batería contra sobrecargas y previenen un uso ineficiente de la misma.
2. Conectadas a la red: Indicadas para la comercialización de energía eléctrica y para consumo propio. Éstas a su vez se dividen en:
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Generador con autoconsumo: Parte de la electricidad que se genera es consumida por el propio productor, como por ejemplo en una vivienda o local y el resto se vierte a la red. De igual forma, el productor puede tomar de la red la energía necesaria para cubrir su demanda cuando la unidad no le suministra la suficiente.
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Central fotovoltaica: Toda la energía producida por los paneles solares se vierte a la red eléctrica.
Éste tipo de instalación fotovoltaica a red consta de tres elementos fundamentales para su funcionamiento:
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Paneles fotovoltaicos: se trata de grupos de celdas fotovoltaicas montadas entre capas de silicio que captan la radiación solar y transforman la luz (fotones) en energía eléctrica (electrones).
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Inversores: convierten la corriente eléctrica continua que producen los paneles en corriente alterna, apta para el consumo.
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Transformadores: la corriente alterna generada por los inversores es de baja tensión (380-800 V), por lo que se utiliza un transformador para elevarla a media tensión (hasta 36 kV).
Debido a la creciente demanda de energías renovables, la fabricación de células solares e instalaciones fotovoltaicas ha avanzado considerablemente en los últimos años. Cada vez es mucho más asequible para la población optar por este tipo de energías que no sólo benefician al medio ambiente y no contamina al planeta, sino también ayuda en el ahorro de su factura de luz.
Otro de los beneficios de este tipo de energía con luz solar es que, aunque requiera de una inversión inicial es prácticamente para toda la vida y su amortización se produce entre los 7 y 10 años posteriores a la instalación. Es un sistema muy beneficioso para zonas rurales o aisladas.
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