
Autor: Emilio Oliver Palomo
Director Técnico Comercial y Cofundador de Soleme
El 28 de abril de 2025, España vivió lo impensable: un apagón eléctrico total que paralizó la red durante varias horas. Aquel “cero total” dejó claro que, incluso en un país con miles de tejados solares, la dependencia de la red sigue siendo real. Muchos particulares y empresas con paneles descubrieron entonces que producir energía no equivale a tener energía.
Fue una lección colectiva sobre lo que realmente significa la independencia energética: no basta con generar, hay que diseñar.
Se avecinan nuevos retos para el sector fotovoltaico, pequeños cambios que, sin embargo, afectarán de forma notable a su evolución. Por un lado, el auge de la acumulación industrial; por otro, el cambio de tendencia en las células normalizadas de los módulos fotovoltaicos. Ambos movimientos apuntan hacia la misma dirección: la necesidad de diseñar sistemas cada vez más integrados, eficientes y escalables.
El auge de la acumulación industrial
El crecimiento de la acumulación a gran escala responde a múltiples factores, y su ritmo varía según el país. En el caso de España, hay tres fuerzas que lo impulsan con especial intensidad.
1. Seguridad energética
Tras lo vivido en abril, tanto particulares como empresas han tomado conciencia de la vulnerabilidad del sistema. Contar con energía acumulada puede marcar la diferencia entre parar por completo o continuar operando durante un apagón. En sectores industriales, donde una hora de inactividad tiene un coste desorbitado, disponer de un sistema de respaldo es ya una cuestión estratégica.
2. Rentabilidad
Más allá de la seguridad, la acumulación se ha vuelto atractiva por razones puramente económicas.
- La bajada del precio del litio y la mejora de la eficiencia en la producción de baterías han reducido drásticamente los costes.
- Los sistemas con almacenamiento permiten ampliar las horas de autoconsumo real, reduciendo la dependencia de la red.
- El peak saving (aplanar los picos de demanda) posibilita contratar potencias menores y reducir costes fijos.
- Además, la compra inteligente de energía en periodos baratos para utilizarla en los caros se está convirtiendo en una práctica habitual. Aunque esta estrategia es
- mucho más rentable en países donde el diferencial de precios es hasta diez veces mayor que en España, conviene tenerla en el radar para los próximos años.
3. Valor para la red
En instalaciones de mayor tamaño, la acumulación jugará pronto un papel clave en la estabilización del sistema eléctrico. La posibilidad de “alquilar” potencia acumulada con grid forming ya se está explorando en otros países, y es cuestión de tiempo que llegue a España como herramienta para equilibrar la red en situaciones críticas.
Para cubrir estos escenarios, es fundamental contar con soluciones escalables, seguras y flexibles. En Soleme trabajamos con GoodWe, uno de los fabricantes que mejor ha entendido este salto tecnológico.
Su gama de equipos de acumulación C&I ofrece capacidades desde 15 kWn y 60 kWh hasta 125kWn y 261kWh por solución, con posibilidad de paralelizar hasta 15 unidades para alcanzar 1,875 MWn y 3,91MWh, consiguiendo con una de sus soluciones hasta 4,48MWh. Todo ello gestionado por un cerebro de control fiable SEC3000C que además permitirá hibridar estos sistemas de acumulación con inversores de red, hasta 40 equipos.

El futuro de la acumulación pasa por soluciones que combinen inteligencia, robustez y modularidad, y GoodWe se ha posicionado como uno de los actores que lideran esa transición.
La evolución técnica de los módulos solares
El otro gran cambio que se avecina en 2026 afectará directamente a los módulos fotovoltaicos. Durante los últimos años hemos vivido avances constantes en eficiencia, PERC, tipo N o bifacialidad, pero el próximo salto no será tecnológico, sino industrial.
Los fabricantes están sustituyendo las células M10 por las nuevas G12, ligeramente más grandes y económicas de producir. Este cambio, motivado por razones de coste y optimización de líneas de fabricación, provocará una disminución del voltaje y un aumento de la intensidad de los módulos.
Esto obligará a los fabricantes de inversores a revisar sus modelos para adaptarse a esas nuevas intensidades. Aquellos que no hayan previsto esta transición tendrán que rediseñar sus equipos para poder alcanzar los valores eléctricos de los nuevos paneles.
DMEGC será uno de los primeros fabricantes de paneles en adaptarse a este cambio, y contará con los nuevos modelos G12 a comienzos de 2026. Gracias a ello, se posicionará entre los más competitivos del mercado.
Comparando los modelos actuales con los que vienen (solo considerando la cara frontal), se aprecia una clara evolución en potencia y configuración:
- El M10RT-B60 (120 células, 500 Wp, 22,6 % de eficiencia) será reemplazado por el G12RT-B54, que alcanza los 510 Wp con 108 células y 22,7 % de eficiencia, con una ligera variación en tamaño y un aumento notable en intensidad.
- En la gama superior, el DMxxxM10T-BHSW (144 células, 595 Wp, 23 %) dará paso al G12RT-B48, que con 132 células llega a 625 Wp y 23,1 % de eficiencia, con corrientes significativamente mayores.
- La adaptación a este nuevo estándar permitirá a DMEGC mantener su liderazgo, ofreciendo productos que combinan rendimiento, fiabilidad y coherencia técnica con las exigencias de los nuevos sistemas.

Diseñar para el futuro
El apagón de abril fue solo un recordatorio: el futuro de la energía no consiste en instalar más, sino en diseñar mejor. Diseñar implica anticiparse a los cambios, ya sean normativos, tecnológicos o de red, y elegir equipos que hablen el mismo idioma.
En Soleme creemos que el verdadero valor de una instalación fotovoltaica está en la coherencia técnica de sus componentes. GoodWe y DMEGC representan dos caras de esa visión compartida: una energía más inteligente, más estable y preparada para el mañana.
Porque el sol, cuando se diseña bien, nunca se apaga.